Ford T, la revolución del automóvil

El Ford-T fue el primer vehículo construido en cadena a gran escala por diferentes países, así que se le considera como el gran vehículo y el que dió el pistoletazo de salida a la producción en cadena de los mismos a gran escala.

Henry Ford sentó muchas de las bases del futuro del automóvil cuando decidió aplicar las teorías de Taylor sobre la perfecta combinación de hombre y máquina a la nueva industria de las cuatro ruedas. El resultado se llamaría el Ford T.

«Voy a construir un coche para el pueblo, el automóvil universal», proclamó Henry Ford en 1906, pretendiendo aumentar su clientela al máximo y no quedarse sólo en la burguesía, dejando de lado al usuario medio.

Si bien la cadena de montaje fue durante muchos años, un invento atribuido a Henry Ford, la realidad indica que el primer registro que se tiene de un automóvil fabricado mediante este sistema, data del año 1901, producto de una idea del industrial Ransom Olds. Sin embargo, su producción no era la suficiente como para la idea que tenía Ford de popularizar el automóvil. Fue así que decidiría mejorar la cadena de montaje inspirándose en una fábrica de fusiles y basándose a menudo en la improvisación, para aumentar la capacidad productiva de este sistema. Esta alternativa, trajo como consecuencia la errónea atribución final del invento a Henry Ford, en lugar de Ransom Olds.

El T se construyó sobre estos principios y, además, Henry Ford se adelantó a sus rivales estableciendo muy pronto una gran red de concesionarios. Un precio asequible y una producción masiva durante un período de casi 20 años hicieron de este revolucionario modelo un símbolo de las grandes series. Incluso la incipiente industria del cine se adueñó de él, y el T se convirtió en vedette de persecuciones inenarrables en las películas cómicas del cine mudo.

Como se venía anteriormente mencionando, El Ford T fue diseñado por Henry Ford, inició su producción el 12 de agosto de 1908,5 salió de la fábrica el 27 de septiembre de 1908 y vio la luz pública el 1 de octubre de 1908, con su motor de cuatro cilindros y tan solo 20 Cv de potencia alcanzaba la velocidad máxima de 71 km/h, con un peso contenido para su época de 540 kilogramos; consumía un litro cada 5 km.

Gracias a la revolución de los modelos anteriores, especialmente el N y sus derivados R y S, Ford se convirtió en el primer constructor americano desde antes de 1910. No es que fuera revolucionario, pero tenía características interesantes para la época. El motor tenía una culata desmontable; la biela era de acero de vanadio, más resistente. El alumbrado funcionaba con un volante magnético; la dirección estaba a la izquierda, una iniciativa que crearía escuela. La caja de cambios de engranajes planetarios sólo contaba con dos velocidades y se cambiaba con el pie, concretamente con el pedal del embrague; en mitad del recorrido estaba el «punto muerto», pisando a fondo era la primera y, soltando un poco, la segunda.

El motor, de 2.9 litros, sólo rendía 20 caballos de potencia máxima, pero el par motor que proporcionaba era alto, lo que le otorgaba una buena elasticidad a la hora de moverse. Se previeron cinco versiones en su lanzamiento: descapotable con capota, y de dos a siete plazas, pero aún sin puertas. Al principio se propusieron tres colores; a partir de 1914, sólo uno, el negro. Los precios iban de US$800 a US$1000 dólares. La producción diaria de este modelo T pasó rápidamente a mil unidades y pronto se cuadruplicaría. El estallido de la Primera Guerra Mundial provocó que estas elevadas cifras bajaran notablemente, pero volvieron a remontar aún con más fuerza para batir un récord en 1923; más de 1 800 000 unidades, lo que suponía un tercio de la producción mundial en dicha época.

Su versatilidad era enorme. Con ruedas de grandes tacos, el Ford T podía desempeñar trabajos agrícolas y las ruedas metálicas le permitían circular por los raíles del ferrocarril. En total, se produjeron unos 15 millones de unidades.

El modelo T incluía novedades que otros vehículos de la competencia no ofrecían como el volante situado en el lado izquierdo, de gran utilidad para la entrada y salida de los ocupantes. También incorporaba grandes adelantos técnicos como el conjunto bloque del motor, cárter y cigüeñal en una sola unidad, utilizando para ello una aleación ligera y resistente de acero de vanadio.

Fuente: Wikipedia

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