Bélgica y su generación de oro.
La selección belga, entrenada por Marc Wilmots, vuelve a una copa del mundo después del gris paso por la edición de 2002, cuando cayeron en octavos de final y sumaron tan solo una victoria y dos empates. El de Corea y Japón fue el cuarto Mundial que el seleccionador disputó como jugador. Esta vez todo debería ser muy diferente, llegan con una generación llena de talento joven y excelentes individualidades con futbolistas que militan en los grandes clubes del continente europeo.
En la ronda clasificatoria, a pesar de estar encuadrados en un grupo complicado con Croacia, Serbia o Escocia, no se resintieron y obtuvieron ocho triunfos y dos empates para terminar imbatidos. Tan solo encajaron cuatro goles, aunque esto cambiaría en los amistosos posteriores, cuando surgieron dudas en la línea defensiva y en lo compacto del bloque. Perdieron contra Colombia y Japón y más tarde empataron con Costa de Marfil. Incluso hace unos días la defensa falló ante la débil Luxemburgo.
En el puesto de central cuenta con Kompany, uno de los mejores del mundo que ocasionalmente muestra defectos de precipitación. A su lado juega Vermaelen, que pasa tiempos difíciles en el Arsenal pero se mantiene como titular en Bélgica. En los laterales se colocan dos hombres polivalentes que también podrían actuar como centrales. En la izquierda estará Vertonghen, de gran recorrido y Alderweireld, de mayor envergadura y con menos llegada al campo rival jugará en la derecha.
En el mediocentro Witsel será el ancla del equipo, deberá limitar sus llegadas al área rival aunque sea capaz de hacerlo y servir de unión entre la zaga y los hombres más adelantados. Contará con la ayuda de Kevin De Bruyne, que con su cesión al Wolfsburgo ha crecido en la segunda mitad de la finalizada temporada. Unos metros por delante, y liberado de la creación juega Fellaini. Es el puesto que más le conviene para ser también finalizador, poder jugar de espaldas y presionar la salida rival.
Abiertos en banda aparecen dos de los hombres más talentosos y uno de ellos pronto se convertirá en uno de los mejores jugadores del mundo, este es Eden Hazard. El jugador del Chelsea arranca en la izquierda aunque sean comunes sus diagonales hacia el centro para conseguir posición de disparo u opción de dar el último pase. En la derecha, Kevin Mirallas ofrece cualidades similares aunque suele ser más irregular en sus intervenciones.
Además, la gran virtud belga es la cantidad de recambios que iniciarán como suplentes. Es el caso de Mertens, Dembele o la revelación Januzaj, que debutó frente a Luxemburgo y podría entrar en lista definitiva. Nainggolan bien podría ser titular en el mediocentro y Defour, que ha frenado su progresión en el Porto, puede dar minutos de calidad.
En la delantera, tras la lesión de Benteke, el puesto es para Lukaku, que tendrá la responsabilidad del gol y la asumió desde muy pronto con el hat-trick que anotó el pasado lunes, el primero con su país. Destaca por su enorme físico pero eso no le exime de velocidad y capacidad de conducción. También mejora rápidamente en el juego de espaldas y en la combinación con sus compañeros. En el Everton es un arma importante a la hora de recibir el balón y distribuir a los costados.
Como portero estará Courtois, uno de los mejores de la temporada, de grandes reflejos, infranqueable en el juego aéreo y con algún problema más en los disparos de larga distancia. Mignolet, buen portero, pero con algunos errores individuales que transmiten inseguridad, será su suplente.
Bélgica está encuadrada en un grupo en el que será la gran favorita aunque deberá mejorar como bloque en los amistosos previos si no quiere sufrir ante la capacidad defensiva de Rusia, el talento ofensivo argelino o el entusiasmo coreano.
Juan Antonio Lopesino
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